Muerto está solo quien se olvida

Frank Sauerbaum
Diputado por Ñuble

Muerto está solo quien se olvida

 
​El país aún vive la conmoción del abrupto fallecimiento del ex Presidente Sebastián Piñera y las imágenes de su señora, hijos y nietos, transmitiendo entereza ante la adversidad, emocionan. 

La pérdida del ex Presidente es algo que remece a la esfera pública ya que pese a haber terminado su trayectoria cívica luego de ser Senador y Presidente en dos oportunidades, su interés por aportar a Chile estaba lejos de culminar. 

Así, se ha conocido que, por los mismos días del accidente, coordinaba un trabajo con ex funcionarios de su Gobierno para colaborar ante la catástrofe que significaron los incendios ocurridos en la quinta región, mientras que uno de sus últimos contactos en dicho ámbito fue justamente con una Ministra de Estado, con el ánimo de entregarle consejos sobre la reconstrucción. 

Ese es entonces el ejemplo que adoptar, no solo desde el mundo político, sino que como sociedad. Lamentablemente en Chile es muy común que el valor y el encuentro entre legítimos adversarios ocurra solo cuando la persona ha abandonado este plano y cuán distinto sería si pudiésemos mantener un ánimo de mayor conciliación en vida. 

Sabido es que el Presidente Piñera enfrentó una oposición feroz en su segundo mandato. Pocas dudas subyacen entre la ciudadanía acerca de que incluso pudo ser derrocado, ya sea a través de los hechos de 2019 o de la actitud beligerante que asumieron quienes hoy gobiernan Chile. 

Eso es lo que debe cesar y, esperamos, la pérdida del ex Presidente, despedido durante tres días continuos por filas inagotables de ciudadanos anónimos, puede incentivarlo. 

Un buen ejemplo ha sido la conducta del Presidente Boric, quien ya reconoció los excesos cometidos por su conglomerado cuando eran oposición. Aquello le ha valido las críticas y un posible quiebre con los sectores más radicalizados de su sector, debiendo la ciudadanía juzgar responsablemente dónde está el ánimo de diálogo que necesita Chile. 

La mejor manera de honrar su memoria es trabajar incansablemente como él lo hacía por el país dejando los proyectos partidistas y personales de lado y velar por el interés general y recuperar el espíritu de los 90 donde la política de los acuerdos se instauro como medio de entendimiento demostrando resultados concretos y positivos en la vida de los ciudadanos. 

Hoy nuestro país indudablemente enfrenta desafíos serios, algunos estructurales como la educación, la resentida economía o la crisis en seguridad y otros coyunturales como la profunda herida que dejan los incendios. Sin embargo, por sobre todo eso, enfrenta la necesidad de diálogo y encuentro entre chilenos, que vivimos en una sociedad compleja y con diferencias, pero que debemos lograr tender puentes ante lo importante. 

El sensible fallecimiento del ex Presidente Piñera puede convertirse en una oportunidad de diálogo y de encuentro, una que hará más vivo su legado y hará patente esta notable frase: “muerto está solo quien se olvida”


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