Frank Sauerbaum
Diputado por Ñuble
Crecimiento y Agenda Legislativa
El Informe de Política Monetaria (IPoM) contiene, como es habitual, una estimación de mediano plazo sobre el crecimiento del PIB de nuestra economía, en donde, según el instituto emisor, en el período 2022-2025 el crecimiento promediará 1,7%, lo que una vez descontada la expansión de la población (0,6%) se llega a un aumento del PIB per cápita de solo 1,1% anual.
Este resultado, tal como se ha repetido, es sustancialmente menor a lo registrado en las últimas décadas y es insuficiente para enfrentar necesidades sociales aún deficitarias como seguridad y salud. En dicho IPoM también se actualizó la proyección sobre la inversión, donde la estimación oficial es de una caída de 2% para el presente año.
Esa caída se suma a la observada el año pasado, donde dicha variable se contrajo en 1,1%. Dado que la inversión es uno de los pilares del crecimiento, es preocupante el pobre desempeño que ha exhibido en los últimos años, con lo cual se afecta no solo el crecimiento actual sino también las perspectivas futuras.
Este rol crucial lo han recogido los modelos de crecimiento económico y es así como en el estudio de Solow-Swan se desarrolla un modelo en donde la producción dependerá de la cantidad de mano de obra empleada y la cantidad de capital, es decir, la inversión: maquinaria, instalaciones y otros recursos usados en la producción, y la tecnología disponible.
El modelo asume que, manteniendo todas las demás variables constantes, la manera de aumentar el PIB es incrementando la dotación de capital per cápita.
En la década de los noventa y hasta 2012 aproximadamente, la inversión per cápita se multiplicó por 2,5 veces. Es decir, un trabajador en 2012 tenía 2,5 más veces de capital a su mano para producir bienes de lo que tenía en 1996.
Sin embargo, a partir de 2012 esta variable se estancó y prácticamente se ha mantenido congelada por una década. No es casualidad entonces que, en la década de los noventa, el crecimiento promedio fue de 6,1%, mientras que, en la década siguiente, 2000-2009, la expansión fue de 4,2%. A su vez, entre 2010 y 2019, nuestro PIB aumentó en sólo un 3,3%. Por último, las estimaciones entregadas por el Banco Central en el último IPoM, pronostican que entre 2020 y 2026 se observará una tasa de crecimiento promedio de solo 2% anual.
Si bien existen factores adicionales que explican el magro crecimiento de la economía, entre ellos, la caída en la productividad, es claro que el estancamiento en la inversión está generando un efecto adverso, por lo cual es urgente determinar las medidas que puedan generar un punto de inflexión e iniciar un ascenso en la inversión como el observado en ellos años previos a 2012.
Pese a que no era parte de sus prioridades, el Gobierno del Presidente Boric ha reconocido la importancia del crecimiento económico para el logro de un desarrollo pleno de los ciudadanos.
Sin embargo, las agendas que tanto el Ejecutivo como los partidos afines al Presidente promueven, no van en línea con ese cambio de prioridades de La Moneda. Al revisar la agenda legislativa, lamentablemente, nos encontramos con una serie de proyectos de ley que lejos de ayudar al fomento de inversión, parecen destinados a boicotearla. En suma, la evolución de la inversión per cápita los últimos años debe generar una reacción por parte del Gobierno, ya que, de no cambiar la agenda legislativa, esta decadencia se mantendrá.
La visión crítica que gran parte del oficialismo tiene del sector privado se refleja en una densa agenda legislativa como la mencionada que, sin ser un listado exhaustivo y al que se podrían agregar proyectos como el que modifica las atribuciones del Sernac, demuestra el poco interés por promover la inversión y sin ella no se logrará expandir la actividad ni crear empleos.
En conclusión, los datos muestran que la inversión per cápita está estancada hace largos años y, si queremos aumentar el crecimiento en el largo plazo, se debe lograr un equilibrio entre mayor regulación -que en ciertos casos puede ser justificada- y necesarios incentivos a la inversión.
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