Frank Sauerbaum
Diputado por Ñuble
Factores económicas tras el estallido Social
La violenta revuelta de octubre de 2019 generó un sustancial daño a la infraestructura pública y privada. Entre otros, significó que Metro de Santiago estimara en US$256 millones la reconstrucción, reparación y reposición de toda la infraestructura y equipos afectados por los ataques incendiarios; la Cámara de Comercio de Santiago valoró en US$900 millones las pérdidas por saqueos y destrucción, así como en US$500 millones las menores ventas debido al cierre forzado de locales comerciales; la Cámara Chilena de la Construcción, a su vez, cifró en US$2.329 millones la infraestructura destruida, esto es calles, veredas, equipamiento de tráfico, entre otros, mientras que el daño a edificios no habitacionales se estimó en US$2.250 millones, ambos efectos equivalen a un 15% del daño provocado en el terremoto del 27F.
Todos estos eventos provocaron una disrupción de la actividad económica, lo que provocó caídas en el Imacec, alza del valor del dólar -que activó una intervención cambiaria por parte del Banco Central- y el desplome de cerca de 13% del IPSA. La incertidumbre que generaron esos hechos golpeó rápidamente las expectativas económicas del país lo que se reflejó en el cambio en la trayectoria de inversión y de consumo de las familias, tal como lo reportó el instituto emisor en el IPoM de diciembre de 20195 .
Pese a los negativos efectos económicos de estos hechos delictuales, hubo una parte importante de la población que expresó apoyo al fenómeno aduciendo frustraciones y problemas que se habían acumulado con el tiempo. Parte de esos problemas se vivían al interior de los hogares como consecuencia del cambio registrado en el ritmo de crecimiento del ingreso per cápita, lo que frustró las expectativas de ver garantizado el aumento en la calidad de vida de la población las tres décadas previas.
Asimismo, el premio a la educación, quizá la principal inversión que realizan las familias, comenzó a exhibir un retorno menor al de años anteriores, por lo cual el esfuerzo realizado para invertir en capital humano no tuvo la misma retribución de antaño, es importante destacar que el fenómeno del impacto en los salarios de la masificación de la educación superior no es reversible y sólo se puede contrarrestar con la aceleración del crecimiento de la economía y la productividad de los trabajadores por lo que son ese tipo de medidas las que se requieren para que el mercado del trabajo logre incidir en un mayor bienestar para la población.
En conclusión, el bajo crecimiento económico y sus efectos sobre salarios y empleo probablemente hayan ayudado a construir la frustración manifestada en ese entonces y que influyó en el apoyo ciudadano a las protestas. Dicho sentimiento debe ser abordado a través de medidas que permitan tener una economía que se expanda de manera más dinámica que permita mejorar la calidad de vida de las personas.
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