La historia de la alemana que alucinó con Chile: "Es uno de los países más bonitos"

La historia de la alemana que alucinó con Chile: "Es uno de los países más bonitos"

Katharina Mano Lohner (38) nació en la ciudad de Singen, ubicado al sur de Alemania, en una zona rural donde sobresale la montaña Hohentwiel. En medio de una naturaleza desbordante, con el Lago de Constanza de fondo, la alemana-chilena, cuenta a BioBioChile las diferencias que hay entre los dos países que acompañan su identidad.

Según cuenta a nuestro medio, sus abuelos Johann y Barbara Hoffmann emigraron a Chile, después del término de la Segunda Guerra Mundial. Ellos tuvieron cinco hijos, entre ellos, Bernhard Mano Hoffmann, el padre de Katharina.

En esos años, su abuelo vivió en Santiago y luego en la comuna de Los Andes, para poder trabajar como ingeniero mecánico. Luego, la familia en pleno, regresó a Alemania en 1961. Aunque una tía, se casó con un chileno donde se radicaron en Viña del Mar. Mientras su padre regresó a Alemania.

En el país europeo, Katharina Mano Lohner, estudió Filosofía, Historia Antigua y Latín.

“Yo viajé por primera vez a Chile con 6 años. Y ese también fue mi primer vuelo”, expresa con claridad en español. “El primer recuerdo que tengo es mirar por la ventana del avión y ver La Cordillera de Los Andes”.

“Eso siempre me quedó en la cabeza y después cuando yo viajé a Chile siempre me sentí en casa”, comenta.

También dentro de las anécdotas que rememora Katharina es el aire, ya que, según ella, es un olor “completamente diferente”. En ese sentido, destaca que el aroma que siente a veces es de eucalipto y tierra.

En conversación con BioBioChile, Mano Lohner, relata que a sus 38 años, aún recuerda con bastante cariño la primera vez que visitó Chile, siendo una experiencia inolvidable.

Las diferencias entre Chile y Alemania

A diferencia del país germánico, lo más sorprendente para Katharina es el constante ruido de las calles de Santiago.

En 2012, vivió en el barrio Bellavista donde tenía el hábito de abrir las ventanas, para escuchar los sonidos de la capital. Sin embargo, en Alemania recalca que “es muy silencioso”.

“Una de las mejores cosas que he hecho en mi vida, fue cuando yo estaba en Chile en 2016 y pude hacer una expedición en caballo por Cochamó. Fui solamente yo y el caballo. Los ríos estaban tan claros y azules. Fue increíble”, complementa. “Parecía una película de fantasía, fue tan bonito que pareció surrealista”, acota Katharina.

“Cuando estás en un bus, por ejemplo, en un tren, no escuchas nada y cuando me voy a dormir en Alemania, en la noche no escucho nada. Es lo más parecido a un funeral”, agrega.

Sobre la geografía chilena, Mano Lohner, cree que algunos países europeos tiene ciertas similitudes con el sur de Chile. “Es un poco más que el norte de Europa, como Noruega o el norte de Suecia”, indica a BBCL.

En esta misma línea, hay que considerar que Chile cuenta con 756.700 km2, más del doble que la superficie de Alemania (357.600 km2), lo que significa que tenemos más espacio y una variedad de bellezas naturales. “Te sientes más libre en Chile”, indica Katharina. “Puedes caminar por varias horas y no ves a nadie”.

Por otra parte, confiesa que en Alemania, “tenemos ciudades, castillos y bosques muy lindos. Pero cuando se trata de la pura naturaleza, No hay como Chile”. “He estado en más de 40 países viajando y Chile es uno de los más bonitos”.

Lo bonito de Chile

Consultada sobre cómo es la vida en Alemania, Katharina Mano Lohner comenta que las calles y las ciudades son extremadamente limpias. “Podrías comer prácticamente en la calle”, revela a nuestro medio.

En ese sentido, describe que todo permanece limpio y ordenado. “Todo es muy matemático”, asegura.

“Para mí eso no es interesante, quizás hay gente que lo ve y dice: ‘es tan bonito porque se encuentra limpio’. Para mí eso no es bonito, es hasta fome”, describe a BioBioChile.

Así las cosas, Mano Lohner, piensa que las casas y los barrios que componen cada comuna de Chile, poseen un atractivo único e irrepetible.

De esta forma, también puntualiza que una pregunta que escucha siempre, es si es efectivo que los alemanes son “gente fría”. Al respecto, la chilena-alemana describe que los alemanes son “solidarios”, aunque ya sea un alemán o un extranjero, ellos usualmente toman distancia con las personas que no conocen. Mientras en Chile puedes tener un “círculo grande de amigos”, asevera a BioBioChile.

La sociedad alemana por dentro

A fin de cuentas, entre Chile y Alemania, también hay notorias diferencias en torno al éxito. Según cuenta Katharina, la sociedad alemana se preocupa de otorgar las mismas oportunidades a todos, sin hacer una distinción económica. De esta manera, la educación pública alemana -cuenta- es un modelo que se enfoca en la calidad y equidad.

“Para ir a la universidad, uno tiene que hacer tres meses de exámenes en los colegios, uno es escrito y otro es oral, además tienes que hablar dos idiomas, si no hablas dos idiomas, al menos no puedes sacar el último certificado para ir a la universidad. Es muy estricto acá”, relata.

A lo que sumó: “No tenemos esa diferencia entre colegio público y colegio privado”. “Si alguien, por ejemplo, es mecánico y arregla automóviles, el trato es igual al de un doctor”, explica.

Por otro lado, en 2023, en Alemania se registraron 5,94 millones de delitos, un 5,5% más que en 2022, según el Índice de Paz Global, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz. De hecho, según el estudio, en 2024, Alemania se ubicó en el puesto 20 entre los 163 países con un buen índicador de paz. Siendo considerado uno de los países más seguros del mundo.

De esta forma, para Katharina Mano Lohner, en Alemania es común expresar que “nunca pasa nada”, con la excepción, de los inmigrantes árabes que protagonizan hechos de violencia.

Es más, a mediados de febrero de este año, un afgano solicitante de asilo embistió con un auto a 28 personas, en Múnich. Este tipo de hechos suele repetirse con inusual frecuencia. Eso sí, cuenta Mano Lohner que estos sucesos ocurren “únicamente en ciudades más grandes, puesto que nunca pasa en ciudades chicas o pueblos”, argumenta.

La inmigración bajo la lupa

En las últimas elecciones generales, el debate sobre la inmigración irregular se tomó la agenda. Friedrich Merz, que representa a la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su hermana bávara Unión Cristianosocial (CSU), y que será el futuro canciller, encaró al saliente Olaf Scholz diciendo que en “cuatro días llegan tantos inmigrantes irregulares nuevos al país como deportaciones hay en un mes”.

El actual canciller se defendió diciendo que el año pasado, se redujeron las llegadas ilegales en 100.000 personas, consigna DW.

En consecuencia, esta nueva realidad repercute en el diario vivir de los alemanes. “Yo entiendo por qué viene tanta gente, yo seguramente también haría lo mismo, pero ahora es un problema, porque los refugiados que van a Alemania, ahora reciben plata del Estado. A todos los refugiados les dan plata, un apartamento, le pagan la luz, el agua, el internet y el arriendo”, enfatiza Katharina Mano.

Si bien al considerar que desde 2015, la inmigración alcanzó su peak con 2,1 millones de personas, en estos últimos años, la inmigración neta disminuyó un 28%, bordeando los 1,93 millones de personas en 2023.

Mano Lohner remarca que el actual contexto, “no le sirve a los refugiados ni a los alemanes”, siendo estos últimos quienes deben pagar los impuestos de los primeros. “En algún momento este sistema va a colapsar”, reflexiona Katharina.

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