Marinos contaminados con asbesto exigen que la Armada les reconozca su retiro como enfermedad laboral
Marinos contaminados con asbesto exigen que la Armada les reconozca su retiro como enfermedad laboral
El retiro de Enrique Escobar Villarroel llegó el año 2005, cuando era sargento 1º. Había entrado a la Armada en 1978 y fue destinado a trabajar en los Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar) en 1980. Esta empresa estatal, manejada por la marina, se encarga de hacer las reparaciones y mantenciones a los buques tanto nacionales como internacionales. Allí, el trabajo de Escobar fue de contacto constante con el asbesto, porque le tocaba cambiar los aislantes de las salas de calderas.
“Nuestra especialidad era mecánico de calderas. Nosotros teníamos que instalar aislante térmico a toda la maquinaria a vapor, ya sea cañería, tubo, toda la maquinaria que necesitaba el elemento térmico. Nosotros teníamos que instalarle asbesto como aislamiento térmico. Y también asbesto en cordón. Había un cordón de asbesto. Y se enrollaba la cañería con eso. Después se le tiraba otro material encima para alisarlo y después encima se le tiraba asbesto en tela. Trabajábamos con eso, retirábamos el existente, instalábamos el nuevo. Todo ese tipo de cosas”, dice Escobar.
En 2005, cuando se retiró de Asmar, la Armada le comentó a Escobar que la causal de retiro era por “haber sido incluido en lista anual de retiros del año 2004”. Pero en 2019, Escobar se enteró que padecía de asbestosis, una enfermedad respiratoria crónica. “Aproximadamente en octubre (de 2019) me dio un derrame pleural. Entonces, ahí se asoció inmediatamente a la enfermedad profesional”, dice el ex marino.
Según comentó la Armada en un artículo publicado hace unos días por Interferencia, se tiene detectado al menos a 73 ex marinos que han sido diagnosticados con asbestosis, mientras que 23 ex marinos han presentado mesotelioma, un cáncer de pleura y cáncer de pulmón, conocido por su incurabilidad y por ser letal. También hay 137 ex marinos que han presentado lesiones benignas de pleura (membrana que recubre los pulmones). Lo más probable es que Escobar esté dentro de alguno de estos listados. (ver artículo Crisis por asbesto entre marinos retirados de la Armada: suman 233 casos, casi el doble que en 2022).
Con su diagnóstico de asbestosis ya en la mano, Escobar envió una carta al Director General del Personal de la Armada, solicitando un pronunciamiento para ver si su enfermedad ameritaba un cambio en la causal de retiro, a una causal por enfermedad laboral. El 8 de enero llegó la respuesta negativa. Según el oficio ordinario del 8 de enero de 2020, Escobar sí tenía una enfermedad profesional.
Así reza el documento:
“El Sr. Presidente de la Comisión de Sanidad de la Armada, después de haber analizado sus antecedentes clínicos, se pronunció al respecto, indicando que padece PLACAS PLEURALES Y OPACIDADES LINEALES DEBIDO A ASBESTO (CIE-10 J92), el estudio realizado por el Departamento de Prevención de Riesgos de la Dirección de Sanidad de la Armada, clasifica la patología como una enfermedad de origen laboral”.
Pero a pesar de calificar la enfermedad como laboral, la Armada le dijo que no podía cambiar su causal de retiro:
“Si bien la patología que padece de acuerdo a lo indicado por el Sr. Presidente de la Comisión de Sanidad de la Armada, amerita un cambio de causal de retiro, lamentablemente, de acuerdo a la normativa legal vigente, no es posible realizarlo, en atención a que se encuentra totalmente prescrito”. Esto, porque la chance de alegar un cambio de causal de retiro, según los estatutos internos de las fuerzas armadas, “prescribe en el plazo de diez años”
Es sabido que las enfermedades relacionadas al asbesto se pueden presentar en un plazo superior a los diez años de haber sido contaminado con este mineral.
Un cambio en la causal de retiro, le significaría tener a Escobar entre $350 mil y $400 mil más en la pensión que recibe actualmente, que es de $850 mil. Según cuenta Escobar, existen al menos otros 12 ex marinos que se encuentran en la misma situación que él.
El tema ha sido abordado en la Cámara de Diputadas y Diputados. En particular, el diputado Andrés Longton (RN), presentó un proyecto de ley para reformar esta prescripción de diez años en la modificación de causal de retiro.
"Este proyecto busca algo muy simple: que si un militar se enferma gravemente por causas de su servicio y se entera de eso años después de haberse retirado, no pierda el derecho a recibir su pensión. Hoy la ley le dice 'lo sentimos, se le pasó el plazo', aunque nunca supo que estaba enfermo. Eso es absurdo, si las enfermedades en algunos casos se desarrollan mucho después. Lo que hacemos con este proyecto es que ese plazo empiece a correr desde que se entera de la enfermedad, no desde que se fue de la institución", dice Longton.
Además, Longton agrega que el proyecto ya está ingresado y espera que se discuta pronto. "Es una iniciativa que debiera generar consenso, porque aquí no estamos hablando de política chica, estamos hablando de justicia, de dignidad y de no abandonar a quienes sirvieron al país. Y si el Gobierno realmente quiere proteger a las Fuerzas Armadas, aquí tiene una buena oportunidad de demostrarlo", dice.
Demandas contra Asmar
En los tribunales de justicia de Chile se pueden encontrar decenas de demandas civiles en contra de Asmar.
El abogado Leonardo Contreras, que también trabaja con el Sindicato de Asmar, cuenta que ha patrocinado entre 35 a 40 acciones judiciales que tienen a ex trabajadores demandando al astillero, ya que tienen enfermedades producidas por exposición al asbesto.
“En todas las instancias, tanto contra Asmar como contra el Consejo de Defensa del Estado, las causas han concluido por vía conciliación a través de transacciones extrajudiciales, ya que han implicado básicamente la aceptación por parte de mis representantes de sumas económicas para indemnizar los perjuicios provocados por la empresa”, cuenta Contreras.
El abogado no puede comentar cuáles son los montos a los que se llega en estas transacciones extrajudiciales, pero indica que en promedio están entre 1.000 y 1.500 UF (entre $40 millones y $58 millones).
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