"Incentivo perverso": El debate en el mundo científico por la "cantidad" de papers publicados y el uso de recursos

"Incentivo perverso": El debate en el mundo científico por la "cantidad" de papers publicados y el uso de recursos

La comunidad científica se ha visto envuelta en algunas controversias en las últimas semanas, a raíz de dudas que han surgido por la calidad de las investigaciones que se publican y incentivos económicos para ello, que en algunos casos, pueden alcanzar elevados montos.

Las alertas las activaron dos profesores de la Universidad de Chile -Miguel Kiwi y Francisco Muñoz-, quienes ayer enviaron una carta a El Mercurio, donde cuestionan el uso de fondos públicos que implican los incentivos, apuntando a que otras universidades, no la Casa de Bello, "han adoptado un modelo" en esta materia, "que premia la cantidad de artículos publicados, no necesariamente su calidad".

Esto, afirman, "ha fomentado la publicación masiva de trabajos de baja calidad e impacto, y el abuso de las coautorías, desvirtuando tanto el propósito como el reconocimiento a las investigaciones meritorias". Incluso, plantean que este escenario ha llevado a que académicos publiquen un artículo "cada pocos días".

Así, piden que se limite el uso de fondos públicos para el pago de incentivos por publicación, y que se regule el financiamiento estatal para publicar, asegurando que los recursos se destinen solo a publicaciones en revistas de probada seriedad y prestigio.

El caso que activó la alerta

El caso que los académicos exponen en la carta, fue conocido en mayo, relacionado con la académica de la Universidad de Tarapacá, Sonia Kabana, doctora en física de la de la Universidad J.W. Goethe en Alemania.

La científica recibió cerca de $38 millones de renta bruta mensual durante ocho meses en 2024, debido a la aplicación del "sistema de incentivos por publicaciones reconocidas por Web of Science" (WOS). En ese periodo, la investigadora sumó en total más de $303 millones.

Según recogió el medio El Mostrador, desde la casa de estudios defendieron que el incremento salarial que recibió la académica responde a un mecanismo "reglamentado" y con "toma de razón de la Contraloría". Asimismo, detallaron que el monto que cancelan por cada paper, es entre $500 mil y $2 millones a sus académicos, lo que depende de la revista donde este se publique.

Sobre lo anterior, y en conversación con Emol, el coautor de la carta, Francisco Muñoz, sostiene que "ese es justamente el problema, todo esto está reglamentado y es legal. El punto de la carta es que el modelo actual ya se está prestando para el abuso. Estamos usando fondos públicos, legalmente, para fomentar un comportamiento que degrada la ciencia. Por eso el caso particular es solo un síntoma; el problema de fondo es el diseño de esos instrumentos, como el aporte fiscal directo (AFD)".

Asimismo, profundiza en la tesis de que se estaría generando este "modelo" en que las universidad premian más la "cantidad" que la "calidad".

"Desde el punto de vista de las universidades, existen incentivos como el aporte fiscal directo (AFD), pagado por el estado a las universidades, y parte de este monto depende del número de publicaciones. Es decir, se incentivan colaboraciones grandes, o incluso masivas para abultar el número de publicaciones. Incluso sin este tipo de colaboraciones, la calidad no es un factor relevante en esa fórmula de calculo", afirma.

Por otro lado, añade, "para los investigadores nos conviene maximizar ciertos indicadores, tales como el número de publicaciones, el factor de impacto de estas, las citas recibidas, etc. Esto se traduce en un ascenso más rápido, adjudicación de fondos concursables, etc. En la mayoría de los casos publicar más y mejor es algo muy bueno para toda la comunidad científica. El problema es cuando algunos individuos —aún pocos— buscan tomar atajos indebidos".

"Un incentivo perverso"

Para Paola Cañón, directora de Investigación de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), el desafío de fondo es buscar mecanismos para que las investigaciones que se realizan sean "éticas, correctas, y tengan la profundidad que nos permita avanzar, que tenga un sustento creíble y real".

Cañón detalla que como en toda área competitiva -donde la investigación no es la excepción, en parte, por escasez de recursos y otros factores-, surgen estas dimensiones orientadas a la visibilidad y el impacto. Por eso, la dinámica de las publicaciones, entre otras cosas, apunta a que se visibilice una investigación, y el uso de las citas "marcará qué tanto está siendo vista por otros".

"Por eso el tema de las revistas científicas tiene tanta relevancia, porque son el mecanismo para difundir esta investigación. A ello, se suma que universidades, rankings, y métricas, se han convertido en un incentivo perverso, que ha transformado el tema en 'quien tiene más, gana', y de paso, se pierde el fondo real que tiene el visibilizar los resultados de la investigación", subraya.

Como existe esa competencia, Cañón afirma que "algunas universidades —y esto es sumamente transversal—, pagan a los investigadores por publicaciones, y pagan más si están en revistas que van a mejorar la reputación a esas casas de estudio. De nuevo: es un incentivo medio perverso, donde al publicar más voy a ganar más, y descuido un poco -no siempre-, ese norte, y se pasa a no tener la calidad que se espera".

En esa línea, reflexiona que es clave volver al origen: "es importante que volvamos a tomar conciencia, y volver a confiar en la comunidad. Esto permea también al mundo que estamos enfrentando. Tenemos que buscar otros indicadores, otros incentivos, y en eso tenemos que trabajar a nivel desde las universidades, el sector público que financian en torno a indicadores, los rankings, etc.".

"Es un debate global" y "complejo"

"Este es un debate global", comenta a este medio Carolina Torrealba, vicerrectora de investigación y doctorado de la Universidad Andrés Bello (UNAB), y exsubsecretaria de Ciencias.

Torrealba subraya que es necesario poner en una perspectiva más macro un tema que no sólo se da en Chile, sino que afecta a la comunidad científica a nivel mundial. Y hacer ese análisis, incluyendo el "ponderar" la calidad de las publicaciones, y revisar los problemas subyantes, subraya, "es complejo" y se debe tratar con cuidado.

"La gran mayoría de los investigadores no se mueren porque les van a pagar un bono, la gran mayoría de investigadores necesitan navegar en un mundo muy complejo (...) el bono se da en la mayoría de instituciones, no nos escandalicemos".
Carolina Torrealba, vicerrectora de investigación y doctorado UNAB

"Los sistemas en los que se comparte y difunde el conocimiento -papers, patentes- son súper complejos, intrincados, globales, y que tienen un problema en la base: se han transformado en un indicador fundamental para medir el avance y progreso de las carreras individuales, asociativas, de las instituciones y de los países", subraya.

En esa línea, la vicerrectora reflexiona que: "este es un problema muy inherente a los sistemas de comunicación y evaluación de la investigación... todos tenemos esta presión, desde las acreditaciones, hasta el global innovation index, en el que también se mide a Chile".

La vicerrectora reflexiona que, "en nuestro caso, el desafío como universidad es ayudar a los investigadores a saber qué revistas tienen criterios serios, porque no es fácil navegar por este sistema de investigación".

En ese sentido, resalta que "la gran mayoría de los investigadores no se mueren porque les van a pagar un bono, la gran mayoría de investigadores necesitan navegar en un mundo muy complejo para poder tener reputación y construir una carrera científica, y esa es su motivación. El bono se da en la mayoría de instituciones, no nos escandalicemos".

Con todo, reflexiona que es clave cuidar a los investigadores en un ambiente actual que "es muy anti-expertos, como que está pasando en Estados Unidois, o como pasó en Argentina. Resolvamos los problemas, pero en el proceso, también hay que evitar el desprestigio sin suficiente evidencia".

¿Cómo ponderar la calidad de una publicación?

Para Torrealba, la aseveración de la "baja calidad" versus "cantidad", se debe mirar con cautela. "Son supuestos muy fuertes, me parece suficiente relevante revisar esos datos y análisis, porque, ¿cómo mides esa calidad? Yo no he visto esos datos publicados respecto de Chile".

"Aquí hay algo que es muy fundamental: la única manera de verdad de ver la calidad, es leer los artículos, ¿podemos hacer eso? No, entonces buscamos proxys, sin olvidar que hablamos de un sistema global complejo", subraya.

En ese sentido, enfatiza que "me parece importante chequear esto... ¿cómo se mide esa calidad?, ¿cómo se puede saber que los papers son 'malos'?, ¿bajo qué supuestos se mide que son de baja calidad? Eso es lo que aparece en el fondo, cuando se empiezan a eliminar estos indicadores que son validados internacionalmente".

La directora de investigación UAI, Paola Cañón, comenta que hay indicadores para medir esto: "hay datos interesantes de cuánto se pueden reproducir las publicaciones científicas. Hay muchas publicaciones que no se pueden repetir, entonces, puede que a veces falte evidencia, datos, o definitivamente no fueron correctas".

"Tenemos que empezar a poner un poco de freno en esto, y volver a que las publicaciones sean rigurosas, y que las universidades tomen conciencia de eso... en eso, aparecen algunos académicos que entienden mejor ese juego y arman maquinarias para generar una gran cantidad de publicaciones al año", subraya.

Por su parte, Muñoz segura que "en general, la respuesta de la ciencia para evaluar el trabajo de alguien es la revisión por pares. No es un sistema perfecto, pero es lo que mejor funciona. Por ejemplo, en muchos procesos de contratación suele aplicarse. También se usa de cierta forma en algunos concursos Fondecyt".

"Una alternativa es ver el prestigio de las revistas, hay algunas que a pesar de estar indexadas son ampliamente cuestionadas por su baja calidad editorial, incluso hay países que consideran a varias de estas revistas como 'no académicas'", añade.

A su juicio, el foco debe estar en evitar abusos sistemáticos. "No se trata de cuestionar un paper aislado. El problema son los patrones de comportamiento. Por ejemplo, si alguien publica el equivalente a un artículo cada pocas semanas, es una señal de alerta. Si además esos artículos aparecen consistentemente en revistas de muy bajo prestigio, o en aquellas ya identificadas internacionalmente como 'revistas depredadoras', entonces tenemos un patrón claro de que algo anda mal. La comunidad académica sabe perfectamente cómo hacer esta distinción; el problema es que el sistema de incentivos actual no la hace".

Comentarios