Ñuble podría sumar 93 mil hectáreas al riego si construye los tres embalses proyectados
Con la materialización de los tres embalses proyectados en Ñuble se podrán incorporar 93 mil hectáreas con seguridad de riego, que se sumarán a las cerca de 50 mil hectáreas con potencial de riego, totalizando más de 143 mil hectáreas en las que se podrán desarrollar cultivos intensivos y más rentables.
En ese contexto, especialistas, académicos, representantes de organizaciones de usuarios y autoridades del sector hídrico, analizaron, en el campus Chillán de la UdeC, los desafíos jurídicos, técnicos y sociales que plantea la gestión del agua en un escenario de creciente presión sobre los recursos hídricos, en el marco de las V Jornadas interdisciplinarias de derecho administrativo y derecho de aguas “Distribución y redistribución de aguas en grandes embalses: Modelos, experiencias, conflictos en el Centro Sur del país”, actividad organizada por Derecho UdeC Campus Chillán y por el Programa de Derecho Administrativo Económico UC. 
En Ñuble se proyectan los embalses Zapallar (10 mil hectáreas), que está en su fase final de licitación, adportas de la adjudicación para su construcción; La Punilla (65 mil hectáreas), cuya licitación para su segunda concesión fracasó y se prevé que se licite su construcción en 2027-2028; y el Chillán (18 mil hectáreas), cuyo estudio de factibilidad concluyó recientemente y ahora debe avanzar en la ingeniería de detalle.
“Con estas 93 mil hectáreas que aportarán los tres embalses, agregadas a las que ya existen, que deben ser del orden de las 50 mil con potencial de riego, podríamos acercarnos muy rápidamente a lo que está pasando en Maule, que lo hizo hace 100 años. Nosotros podríamos hacerlo en una década, tal vez dos, y muy por sobre otras regiones que lo han intentado por mucho tiempo, como, por ejemplo, la de Valparaíso”, sentenció Rodrigo Saavedra, asesor técnico de la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del MOP y jefe del proyecto Zapallar.
En la instancia, también abordó el rol de los embalses frente al desafío de la adaptación al cambio climático y apuntó a la vulnerabilidad de la Región de Ñuble en materia de disponibilidad hídrica. “El déficit de nieve en la cordillera se ha confirmado, pero no solo de nieve, sino que también de la zona de glaciares. Hay varios estudios que lo demuestran”, afirmó.
“Entonces, ¿qué pasa con los embalses de Ñuble? -se preguntó el profesional- Yo no tengo duda que los embalses se van a tener que construir, porque el cambio climático lo va a alcanzar, al igual que en la Región de Coquimbo, donde ya no queda más agua: tenemos nueve embalses, pero están los nueve vacíos. Aquí en Ñuble es al revés: tenemos algo de agua, buenos lugares y el cambio climático lo va a alcanzar. Por lo tanto, para mí la pregunta no es si va a haber embalses; yo creo que los tres se van a construir. La pregunta es si se van a construir en esta generación o en la que viene. ¿Y por qué lo digo? Porque si uno revisa la carta de navegación de la Región de Ñuble, que es la estrategia regional de desarrollo, no aparece la palabra embalse. Entonces, algo tiene que ocurrir, ¿qué están pensando los líderes? ¿Cuál es la posición del territorio?”.
A pesar de esa falta de mirada común, Saavedra advirtió que, “a propósito del embalse Zapallar, aparentemente, en la opinión pública está instalándose la idea de los embalses y el diario local más importante dice que puede ser el año de los embalses”.
Destacó la importancia de la disposición de todos los actores del territorio. “Si no están, esto no funciona”, declaró, al tiempo que mencionó el proyecto Zapallar como un ejemplo de voluntad y de articulación. Recordó la alianza que se forjó entre los involucrados y destacó el papel que jugó la Junta de Vigilancia del Río Diguillín, que logró que el proyecto se ejecutara por el DFL 1.123 y no por concesiones.
Diálogo
Saavedra compartió panel con Salvador Salgado, ingeniero asesor de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, quien se refirió al complejo itinerario que ha debido recorrer el proyecto embalse La Punilla; y José Matamala, de la Junta de Vigilancia del Río Chillán, quien analizó el proceso previo de esta obra y los desafíos para su construcción.
En la jornada también participaron Héctor Sanhueza, de la Junta de Vigilancia del Río Laja; Juan Pablo Jara, de la Asociación de Canalistas del Canal Laja; y Francisco Saldías, gerente de la Junta de Vigilancia del Río Diguillín; quienes se centraron en la laguna del Laja, el Canal Laja y el Canal Laja-Diguillín.
Y para analizar la situación de la Región del Maule, también expusieron Felipe Olivares, Alejandra Álvarez, gerente de recursos hídricos de Colbún S.A.; Paula Morales, académica UdeC; y Alejandro Vergara, académico UC. 
La profesora Paula Morales Rojas, académica del Departamento de Derecho Procesal UdeC, destacó la relevancia de este espacio de reflexión conjunta: “Estas jornadas son una oportunidad única para vincular el conocimiento jurídico con la realidad técnica y territorial de la gestión del agua. El diálogo entre actores públicos, privados y académicos permite avanzar hacia soluciones más equilibradas y sostenibles, especialmente en regiones donde el agua es un factor determinante para el desarrollo local”.
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