Frank Sauerbaum
Diputado por Ñuble
Más seguridad
La grave crisis en seguridad que experimenta Chile exige medidas innovadoras para abordarla. Efectivamente, hay que “pensar fuera del molde” cuando las circunstancias lo ameritan.
La participación de las Fuerzas Armadas en el resguardo del orden y la seguridad interior ha desempeñado un rol importante en los últimos años, principalmente en materia preventiva, al disuadir la realización de nuevos delitos y permitir a las policías enfocarse en sus labores investigativas o de control.
Así fue en el “estallido social”, también en la pandemia y hoy en distintos estados de excepción constitucional que rigen en nuestro territorio. De allí que el reciente llamado del alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, parezca más que razonable ante lo que enfrenta esa comuna: una mega toma donde confluyen el crimen organizado, malas condiciones de vida y una crisis de habitabilidad.
Al llamado de Vodanovic se suman las críticas de la alcaldesa Ripamonti, de Viña del Mar, o de muchos otros alcaldes a lo largo y ancho del país.
La participación de militares en la emergencia de seguridad que experimentan muchas comunas en Chile puede ser un aporte, pero, pese a que el alcalde es del mismo conglomerado que el Presidente de la República, su llamado no tuvo respuesta. Como muestra: ya se han presentado en el Congreso distintas iniciativas legales para habilitar al Presidente a declarar comunas o zonas comunales como “infraestructura crítica” y convocar así a las Fuerzas Armadas a proteger en estas zonas la seguridad.
De tal manera, cuando mediante Decreto Supremo el Presidente reconozca una determinada zona como crítica, los efectivos de las Fuerzas Armadas podrán apostarse en labores de vigilancia o empadronamiento, permitiendo que Carabineros realice controles de identidad, atienda más rápidamente a los llamados de la población o ejecute órdenes judiciales pendientes.
Pese a que la medida puede ser útil y el llamado de los alcaldes fue claro, no tenemos noticia de que el Presidente Boric haya colocado o desee colocar urgencia a estos proyectos de ley, lo que podría acelerar su tramitación y contar entonces con esta herramienta para la protección de la seguridad.
Desde el Congreso tenemos total disposición para discutir y aprobar estas normas, pero nuestro orden institucional exige que el Presidente le imprima la urgencia que requiere, y el proyecto Reglas de Uso de la Fuerza podría ser una herramienta mas eficaz para enfrentar a la delincuencia y al crimen organizado, no obstante las deficiencias que presenta el proyecto solo dejan a la vista las complejidades internas que tiene el gobierno para plasmar su mirada sobre la forma de abordar la crisis de seguridad pública que atravesamos como país.
Las tensiones entre el socialismo democrático y la Apruebo Dignidad parecen más evidentes que nunca en una iniciativa que, en definitiva, surge en buena medida como una forma de apaciguar la molestia de Apruebo Dignidad por lo avanzado en la ley Nain Retamal.
De ahí que el proyecto evidencia no solo inconsistencias sustantivas, sino además ripios técnicos de índole legislativa que parecen responder a un actuar improvisado y sobre la marcha para calmar la ira de gran parte de la coalición oficialista.
En estos términos, parece difícil avanzar y ciertamente cualquier insumo legislativo que surja del debate legislativo tenderá a relativizar o subjetivizar los parámetros objetivos que se consagraron recientemente para el uso de medios. Hay además un valor en “Nain Retamal” que tiene que ver con la señal política de apoyo a la labor policial, que es fundamental en este escenario, y que podría verse mermada con la aprobación tal como esta del mensaje de reglas de uso de la fuerza.
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