Frank Sauerbaum
Diputado por Ñuble
Negociación Ramal, una mala idea
Hoy el mercado laboral se encuentra muy debilitado , en Ñuble la cesantía supera el índice nacional con un 10.2% y la informalidad aumenta rápidamente deteriorando las condiciones y salarios de los trabajadores.
Un grupo de diputados de oficialismo se adelantó al compromiso del Presidente Boric de presentar, antes de fin de año, un proyecto de ley de negociación colectiva multinivel e ingresó una moción parlamentaria que tiene por objeto regular a nivel constitucional, el reconocimiento explícito de la negociación colectiva por rama o sector de actividad, empresa o establecimiento.
Este tipo de negociaciones supra empresa, propuestas previamente por la fallida Convención Constitucional, parece buscar dar mayor poder a los sindicatos, pese a que ellos no son vistos por los trabajadores como un vehículo para resolver sus demandas. En cambio, generan una serie de distorsiones que seguirán deteriorando el ya debilitado mercado laboral.
Si bien de acuerdo a los registros administrativos de la Dirección del Trabajo la tasa de sindicalización ha aumentado en los últimos años, los niveles se mantienen muy por debajo de los que existían en los 70’. Esta tendencia es similar a la que se ve en los países de la OCDE donde el porcentaje de trabajadores sindicados se ha reducido a la mitad.
En Chile, las micro y pequeñas empresas serían las que correrían mayores riesgos de implementarse una negociación por rama, ya que son típicamente menos productivas. Por ende, alzas de los costos laborales sin incrementos en la productividad generarán destrucción de puestos de trabajo en ese tipo de empresas. El país debe avanzar en flexibilizar su regulación laboral de modo de incentivar la creación de empleos. Una negociación colectiva supra empresa es un retroceso para ese objetivo.
El hecho que distintas empresas de un mismo rubro o área de la economía se vean forzadas a pactar beneficios similares entre sus trabajadores tiene implicancias de libre competencia, especialmente en sectores con alta heterogeneidad en la productividad de los trabajadores, por ejemplo, entre la pequeña o gran minería, o en el comercio minorista o las grandes cadenas de retail. Si como resultado de lo anterior las empresas de mayor tamaño terminan imponiendo condiciones que dificultan la permanencia de competidores de menor tamaño, se producirán concentraciones de mercado en las industrias respectivas.
Por otro lado existe una caída en las tasas de sindicalización que afecta a prácticamente todos los países del mundo. En nuestro país, en tanto, si bien ella ha aumentado en los últimos años, si se mira la tendencia histórica, ella no difiere de la experiencia internacional que refleja una resistencia de los trabajadores a estar afiliado a un sindicato.
Dada la heterogeneidad de la economía chilena en términos de productividad de los trabajadores y de las empresas según su tamaño, se debe ser muy cuidadoso en la introducción de nuevas restricciones a un mercado laboral que aún no ha logrado recuperarse del golpe que significó la pandemia.
En este sentido, se debe mantener el principio que las negociaciones colectivas reconozcan las características particulares de cada empresa, tal como hoy lo consagra la legislación chilena.
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