Frank Sauerbaum
Diputado por Ñuble
Guerra comercial donde nadie gana
Tras la llegada a comienzos de año del Presidente Trump a la Casa Blanca se desató una guerra arancelaria entre Estados Unidos y diversos países. Esta política, que también existió durante la primera administración del mandatario estadounidense, va en contra de una larga historia de promoción del libre comercio por parte de Estados Unidos y tendrá efectos negativos sobre el crecimiento y la inflación en todo el mundo.
Los aranceles son impuestos aplicados por los países a las mercancías importadas y se pagan en el momento en que los bienes ingresan al país de destino. Estos se pueden expresar como porcentaje del valor de los bienes importados, en razón de una suma monetaria determinada por la cantidad del bien que ingresa a un país, o bien como una combinación de los dos anteriores. Este tipo de impuestos a las importaciones es de antigua data y se masificaron dada su facilidad de cobro, lo que comenzó a ser desafiado crecientemente por el contrabando.
Pese a ello, la utilización de este instrumento como un elemento de protección a las industrias locales ha sido frecuente, aunque pocas veces efectiva. Una de las versiones más extremas fue el bloqueo total de comercio implementado por Napoleón contra Inglaterra en 1806, lo que obligó a Francia a desplegar sus tropas a todos los puertos europeos, situación que finalmente se hizo insostenible.
Tal como ocurrió hace cerca de 100 años atrás, el establecimiento de aranceles en Estados Unidos y las represalias correspondientes generan aumento de los precios domésticos en los países involucrados y, por tanto, una caída tanto de las importaciones como de las exportaciones, lo que redunda en un menor crecimiento de las economías en conflicto.
Lo más habitual de la utilización de aranceles con fines proteccionistas es establecer una tasa especial a la importación de un producto, lo que eleva el precio que pagan los usuarios en el mercado local y que reduce la demanda del bien importado y beneficia a la industria local que queda como único o principal proveedor.
En conclusión la nueva guerra comercial de Trump es una acción alejada de la política de apertura comercial que Estados Unidos ha mostrado durante las últimas décadas, donde firmó acuerdos de libre comercio con 14 países o uniones aduaneras. El alza de los aranceles afecta tanto las importaciones como la producción doméstica, por lo cual las proyecciones de crecimiento se están corrigiendo a la baja para el presente y próximo año, mientras que la inflación se ajusta al alza.
La combinación de ambos fenómenos no solo disminuye la calidad de vida de las personas que viven en los países afectados, sino que también se sentirán en el propio Estados Unidos. Estas lecciones deben tenerse en cuenta en nuestro país considerando que, en el pasado, se han propuesto medidas arancelarias para proteger ciertas industrias locales dichas herramientas suelen ser poco efectivas y empobrecedoras.
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