Aumento histórico del presupuesto para el patrimonio cultural chileno

Aumento histórico del presupuesto para el patrimonio cultural chileno

El patrimonio convoca porque emociona, porque construye pertenencia y porque permite imaginar un país más dialogante y más consciente de su historia. Este presupuesto histórico no es solo un avance administrativo: es un compromiso con Chile.

El esfuerzo fiscal contemplado para 2026, que en cuatro años habrá duplicado el presupuesto del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, representa un punto de inflexión en la política pública del sector. Este aumento se orienta a objetivos precisos: proteger y conservar bienes patrimoniales; ampliar el acceso y la participación; fortalecer la infraestructura pública; robustecer bibliotecas, archivos, museos y depósitos; y asegurar el respaldo a organizaciones e instituciones que preservan la memoria histórica y los derechos humanos. Se trata de un presupuesto comprometido con los derechos culturales y con la mejora concreta de la calidad de vida y del tejido social presente en los territorios.

Recientemente, el Congreso Nacional aprobó un aumento histórico del presupuesto para el sector patrimonial: un 14,9% de crecimiento para el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Esta decisión consolida un avance significativo en inversión y en apoyo a instituciones, comunidades y organizaciones que desarrollan estrategias para la protección de los bienes comunes culturales. El patrimonio, en un territorio atravesado por tensiones medioambientales, crisis ecosocial, desafíos migratorios, negacionismos y el impacto de tecnologías como la inteligencia artificial, adquiere un rol estratégico en la construcción de cohesión social, identidad y desarrollo humano.

Este incremento cobra especial relevancia en un contexto donde el patrimonio no solo se afirma como un pilar de identidad, sino también como un motor de desarrollo humano, económico y social. A ello se suma que hoy el campo patrimonial es un territorio en tensión permanente: la crisis ecosocial, los desafíos medioambientales, los fenómenos migratorios, los negacionismos, el avance del patrimonio digital y el impacto de la inteligencia artificial exigen una institucionalidad sólida, capaz de responder con visión de futuro. En este escenario, el papel del Estado se vuelve aún más decisivo como garante de derechos y responsable de implementar políticas públicas robustas, territoriales y descentralizadas, con foco en la justicia y la equidad social. Poner al centro de la gestión pública el bienestar de las comunidades, la cohesión social y la sostenibilidad planetaria es hoy una necesidad impostergable para resguardar los diversos patrimonios del país.

Este fortalecimiento presupuestario refleja también una visión contemporánea del patrimonio: dejó de ser un conjunto de objetos destinados a representar prestigio o legitimación social, para convertirse en un campo vivo que abarca paisajes culturales, memoria social, patrimonio industrial, oficios tradicionales, artesanía, oralidad, territorios y pueblos. La política patrimonial requiere hoy una institucionalidad capaz de profundizar la participación, no solo el acceso, y de articular decisiones que involucren a organismos públicos, sociedad civil, academia y sector privado.

El aumento del 69% en los recursos de infraestructura permitirá inaugurar en enero de 2026 el nuevo Museo Regional de Atacama; avanzar en la construcción del Museo de Vaitea en Rapa Nui; continuar con las etapas II y III de los proyectos de conservación del Museo Nacional de Bellas Artes; construir bibliotecas regionales en Los Lagos, La Araucanía y Magallanes; e iniciar las obras del Archivo Regional de Tarapacá y del Archivo Regional de Valparaíso. La cartera considera 35 proyectos, con una inversión de M$51.767.213, que además generará empleo en el sector construcción y en áreas asociadas.

Los Fondos Concursables también experimentan un impulso decisivo. El Fondo del Patrimonio Cultural aumenta de M$1.727.543 a M$3.426.006, lo que equivale a un crecimiento del 98,3%. Este incremento permitirá financiar más proyectos de conservación, restauración y fortalecimiento de iniciativas a nivel local. Por su parte, el Fondo para el Fortalecimiento de Organizaciones Patrimoniales pasa de M$1.079.162 a M$4.750.644 (+340,2%), con el objetivo de cubrir la totalidad de la lista de espera vigente, asegurando recursos para conservación, restauración y adquisiciones.

Para los museos —públicos y privados— el Fondo de Mejoramiento Integral de Museos alcanza un crecimiento inédito de 104,6%, duplicando la capacidad de financiamiento disponible para los 478 museos inscritos en el Registro Nacional de Museos del SERPAT. Este aumento permitirá ampliar colecciones, mejorar conservación y desarrollar programas educativos que fortalecen la educación patrimonial en todo el país.

La red de bibliotecas públicas —presente en el 97,7% del territorio nacional— también recibe un impulso relevante. El Fondo de Mejoramiento Integral de Bibliotecas aumenta en M$612.414 (+36,7%), permitiendo renovar infraestructura, equipamiento, mobiliario y colecciones. Las bibliotecas son espacios fundamentales de acceso al conocimiento, alfabetización informacional, alfabetización digital y encuentro comunitario; su fortalecimiento es una pieza clave en la política cultural territorial.

Hoy celebramos un avance que instala al patrimonio como una prioridad en la agenda pública. Es un logro que proyecta un futuro en el que la riqueza cultural del país se reconoce como un derecho, como un recurso estratégico para el desarrollo humano y como un componente esencial de la cohesión social. Este aumento histórico no solo preserva el pasado: contribuye a construir el presente y a proyectar el patrimonio del futuro.

Como Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, este aumento presupuestario no solo nos impulsa a desarrollar proyectos y programas en todo el territorio: nos recuerda la responsabilidad que tenemos con las comunidades, con sus memorias, con sus territorios y con la vida cultural que sostienen día a día. Este respaldo nos permite mirar el futuro con optimismo, porque confirma algo que vemos en terreno una y otra vez: cuando la ciudadanía se encuentra en torno al patrimonio, emerge un espacio único de participación, identidad y esperanza.

Lo vivimos en el Día del Patrimonio Cultural, en la Noche de los Museos, en las bibliolanchas que recorren los lagos del sur, en las bibliotecas que se llenan de niños, niñas y familias, y en los museos y archivos que reciben a miles de personas cada semana. El patrimonio convoca porque emociona, porque construye pertenencia y porque permite imaginar un país más dialogante y más consciente de su historia. Este presupuesto histórico no es solo un avance administrativo: es un compromiso con Chile, con sus comunidades y con el futuro cultural que estamos llamados a resguardar y proyectar.

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